jueves, 30 de enero de 2014

DÍA 4 - ACTIVIDAD: Artículo de divulgación

Arquitectura rima con ‘lectoescritura’

Por: Heidi Lizbeth Monroy Carranza



Dibujar ¿pretexto para no escribir?


La preocupación por los arquitectos que no escriben, es una constante que parece adquirir una mayor dimensión, pues los contenidos virtuales parecieran abrir un abismo entre el estudiante de arquitectura y el texto sin imágenes. En arquitectura se habla de conceptos y expresión, pero las experiencias educativas consideradas en la formación del arquitecto, incluyen el desarrollo de habilidades a través de la observación, diagnóstico y dibujo, por lo tanto, la expresión se manifiesta en modalidades referidas a manera de croquis, bocetos, sketches y bosquejos. En el recuento de la tradición, se tiende a apreciar la palabra escrita como un procedimiento arcaico ya superado, recordando pues, la tradición de la rotulación que, al parecer, se ha heredado a los diseñadores gráficos; se trae a la memoria el uso de plantillas, regletas y demás instrumentos para reproducir “letras” y así, disponer de la información escrita en el plano del proyecto arquitectónico, como datos técnicos, especificaciones, descripciones y recomendaciones.

Los recursos tecnológicos hacen abreviar el tiempo de elaboración, de modo tal, que lo que parecía ser un procedimiento artesanal se ha sintetizado en la velocidad de escribir sobre el teclado, y así, se emprende una redacción descriptiva en torno al proyecto arquitectónico plasmado en una pantalla; con esto, la preponderancia del dibujo parecería excusar la falta de escritura bajo otras modalidades, y por tanto, la lectura se convierte en un quehacer visual que favorecería la apreciación de la forma en cómo se presenta el contenido, mas no del contenido en sí cuando éste se presenta en texto escrito sin un formato atractivo.

La lectoescritura es un proceso mediante el cual, tanto la lectura como la escritura, conforman actividades que desencadenan un proceso integral de metacognición en las etapas formativas, así que se da por hecho que se cumple en las asignaturas teóricas y metodológicas, sin embargo, se observa en la fase de elaboración de monografías o tesis, cierta resistencia a una redacción analítica, del mismo modo que se siguen observando faltas de ortografía, sintaxis objetables así como redacciones de ‘copia y pega’ sin consignar las citas correspondientes.

Con antelación, tuve oportunidad de analizar las modalidades de textos alternativos útiles para adaptarlos a procesos de generación y presentación del proyecto arquitectónico, por lo cual, someto a revisión lo anteriormente expuesto a fin de depurar las posibles estrategias a aplicar en este ciclo escolar.

A tu aventura ponle pintura, a la arquitectura, ¡lectoescritura!


En una reciente sesión con los aprendientes de la experiencia educativa denominada, “Teoría: Iniciación a la Arquitectura”, reflexionábamos en voz alta acerca de las habilidades detectadas en paralelo a la formación, y ciertamente, se ha desarrollado cierta sensibilidad a la música en tanto recurso para permanecer alerta cuando se elaboran dibujos o maquetas. ¿Qué pasaría si se aplicara esa habilidad a fin de detectar el ritmo de la voz del autor? Durante esa sesión se abordaron los temas de los acentos en el habla cotidiana, así como esos sellos característicos en la pronunciación de cantantes o artistas al momento de interpretar sus canciones.

La actitud pareció cambiar, pues para los ojos de estas nuevas generaciones, acostumbrados a la velocidad de 48 cuadros por segundo sin marearse (como el caso de la película “El Hobbit” dirigida por Peter Jackson), poner enfrente un texto estático sin imágenes o composición visual, no produce rechazo por incapacidad, sino porque no hay motivo para emprender una lectura que ya se le juzga de aburrida aún sin leer la primera línea.

No considero que el regaño, la etiqueta afiliada a la ‘incultura’ o las orejas de burro, sean estrategias atinadas para motivar la lectoescritura, es más, toda crítica contemporánea que juzga a quienes no leen debería detenerse un instante, pues hay ojos que si bien, no posan su atención en el contenido de una frase escrita, debería reconocérsele el mérito de no marearse ante el contenido lúdico que se exhibe en pantallas de todos los tamaños.

Con las sesiones que hemos tenido con los aprendientes, también se observa una sensibilidad al sentido del oído, incluso alguien dijo, “si ese autor está en audiolibro, ¡mejor!”, así que una estrategia para motivar la lectura habrá de consistir en detectar los ritmos y recobrar el hábito de la lectura en voz alta, por tanto, la invitación a grabarse haciendo la lectura al ritmo que se prefiera, escuchándose una y otra vez, tratando de descubrir nuevos sentidos, añadiéndole ese “color” de disfrute, de tal manera que no se haga de la lectura un sentido monótono y pasivo.

Por otra parte, he insistido en retomar el hábito de la libreta de dibujo y una herramienta de representación tal como el lápiz, el bolígrafo o las plumas con tinta de gel; de tal manera que recobrar el hábito de una libreta personal que consignara frases, bocetos, breves textos y gráficas que pudieran ser captadas en instantáneas fotográficas e incorporadas de forma complementaria a los contenidos de análisis, con esto, recuperar el ejercicio de la pluma en modalidad gráfica o escrita, y si se pudiera añadir color, ¡mejor!

La libreta no podría ser sustituida por la tableta electrónica, en razón de que las aplicaciones y accesorios disponibles para tal fin, aún no se han popularizado por estos lugares, debido ello a su costo y especificaciones de tabletas electrónicas accesibles a los aprendientes. Así que a la consigna de “usted nos hace cargar más cosas”, no me quedó más que agregar, “el teléfono es para conectarnos con el mundo, la tableta con el cerebro, el libro con el autor y la libreta con el corazón”.

Modalidades de textos alternativos para aplicar en el proceso de diseño


Considerando que la narración consiste en contar hechos durante un periodo determinado, el uso de metáforas asociadas a imágenes constituirían un primer enlace entre la arquitectura y la literatura, y así, en la fase preliminar de diseño, identificar nuevos enfoques y maneras de abordar el proyecto; desde un sentido analítico, sería posible encontrar posibles elementos que enriquecieran al objeto de estudio.

La descripción consiste en la redacción que pone especial énfasis en el detallismo de los elementos, de manera tal que esta modalidad habrá de ser útil en cuanto elaboración de memorias, diagnósticos y textos en torno al proyecto arquitectónico. Este ejercicio podría resultar monótono en tanto provocar cierta insensibilidad al tratarse de un texto técnico para estos fines.

Así que bajo estas dos modalidades, la narración y la redacción, podrían ubicarse en las fases anteriores y posteriores al proyecto, esto es, la narración como apoyo del proceso de diseño, y la redacción como herramienta descriptiva y de diagnóstico.

Ahora bien, en cuanto a formas de expresión escrita, se contemplan la exposición, la argumentación, el diálogo y la forma epistolar (Sánchez citado por Monroy, 2013: 4), estos recursos se contemplan incorporados en el proceso del proyecto arquitectónico y urbano.  Para la exposición se incorporarían recursos multimedia a fin de enriquecer el marco contextual del proyecto, por tanto, útil en la fase diagnóstica y de recopilación de información.  En el caso de la argumentación, se hablaría de una defensa de ideas o ejes rectores del proyecto, es interesante porque en una interlocución podrían ampliar las opciones en la fase de diseño. Posteriormente, el diálogo como interlocución que mostrara la evolución del concepto arquitectónico hasta llegar al proyecto, por tanto, emprender un proceso de metacognición y reportarlo.

Finalmente, la forma epistolar en cuanto considerar dos voces, tanto del remitente a manera del autor del proyecto, y la segunda como un destinatario a manera de depositario. Esta fase sería de utilidad en la retroalimentación del proyecto antes del proceso de gestión, donde quizás, fuera necesaria la reformulación del mismo, si se piensa en esta fase como riesgo para echar por tierra todo un trabajo de proyecto, hay que reflexionar lo que sucede cuando la voz del destinatario de nuestros proyectos, en este caso, la sociedad, no llega a ser escuchada.

De estos recursos a aplicar, será interesante observar su aplicación, desarrollo y sobre todo, aceptación o rechazo. No son estrategias definitivas, considero estar aún en la búsqueda, no hay fórmulas mágicas, pero sí algunos recursos para tratar de conectarnos, ello para encontrar sentidos y hacer que el hábito de la lectura y la escritura tengan cabida en la existencia de las nuevas generaciones; por esto y más es que me atrevo a afirmar que, finalmente, ‘arquitectura’ puede rimar con ‘lectoescritura’.

Heidi Monroy
Facultad de Arquitectura de Poza Rica, Ver.
Universidad Veracruzana



  • Monroy Carranza, Heidi Lizbeth. 2013. Textos alternativos para estudiantes de arquitectura. Texto multimodal. Trabajo final para el curso Lectura crítica y escritura argumentativa. 5 de julio de 2013.

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