Arquitectura rima con ‘lectoescritura’
Por: Heidi Lizbeth Monroy Carranza
Dibujar ¿pretexto para no escribir?
La preocupación por los arquitectos que no escriben, es una
constante que parece adquirir una mayor dimensión, pues los contenidos
virtuales parecieran abrir un abismo entre el estudiante de arquitectura y el
texto sin imágenes. En arquitectura se habla de conceptos y expresión, pero las
experiencias educativas consideradas en la formación del arquitecto, incluyen
el desarrollo de habilidades a través de la observación, diagnóstico y dibujo,
por lo tanto, la expresión se manifiesta en modalidades referidas a manera de
croquis, bocetos, sketches y bosquejos. En el recuento de la tradición, se
tiende a apreciar la palabra escrita como un procedimiento arcaico ya superado,
recordando pues, la tradición de la rotulación que, al parecer, se ha heredado
a los diseñadores gráficos; se trae a la memoria el uso de plantillas, regletas
y demás instrumentos para reproducir “letras” y así, disponer de la información
escrita en el plano del proyecto arquitectónico, como datos técnicos,
especificaciones, descripciones y recomendaciones.
Los recursos tecnológicos hacen abreviar el tiempo de
elaboración, de modo tal, que lo que parecía ser un procedimiento artesanal se
ha sintetizado en la velocidad de escribir sobre el teclado, y así, se emprende
una redacción descriptiva en torno al proyecto arquitectónico plasmado en una
pantalla; con esto, la preponderancia del dibujo parecería excusar la falta de
escritura bajo otras modalidades, y por tanto, la lectura se convierte en un
quehacer visual que favorecería la apreciación de la forma en cómo se presenta
el contenido, mas no del contenido en sí cuando éste se presenta en texto
escrito sin un formato atractivo.
La lectoescritura es un proceso mediante el cual, tanto la
lectura como la escritura, conforman actividades que desencadenan un proceso
integral de metacognición en las etapas formativas, así que se da por hecho que
se cumple en las asignaturas teóricas y metodológicas, sin embargo, se observa
en la fase de elaboración de monografías o tesis, cierta resistencia a una
redacción analítica, del mismo modo que se siguen observando faltas de
ortografía, sintaxis objetables así como redacciones de ‘copia y pega’ sin
consignar las citas correspondientes.
Con antelación, tuve oportunidad de analizar las modalidades
de textos alternativos útiles para adaptarlos a procesos de generación y
presentación del proyecto arquitectónico, por lo cual, someto a revisión lo
anteriormente expuesto a fin de depurar las posibles estrategias a aplicar en
este ciclo escolar.
A tu aventura ponle pintura, a la arquitectura, ¡lectoescritura!
En una reciente sesión con los aprendientes de la
experiencia educativa denominada, “Teoría: Iniciación a la Arquitectura”,
reflexionábamos en voz alta acerca de las habilidades detectadas en paralelo a
la formación, y ciertamente, se ha desarrollado cierta sensibilidad a la música
en tanto recurso para permanecer alerta cuando se elaboran dibujos o maquetas.
¿Qué pasaría si se aplicara esa habilidad a fin de detectar el ritmo de la voz
del autor? Durante esa sesión se abordaron los temas de los acentos en el habla
cotidiana, así como esos sellos característicos en la pronunciación de
cantantes o artistas al momento de interpretar sus canciones.
La actitud pareció cambiar, pues para los ojos de estas
nuevas generaciones, acostumbrados a la velocidad de 48 cuadros por segundo sin
marearse (como el caso de la película “El Hobbit” dirigida por Peter Jackson),
poner enfrente un texto estático sin imágenes o composición visual, no produce
rechazo por incapacidad, sino porque no hay motivo para emprender una lectura
que ya se le juzga de aburrida aún sin leer la primera línea.
No considero que el regaño, la etiqueta afiliada a la
‘incultura’ o las orejas de burro, sean estrategias atinadas para motivar la lectoescritura,
es más, toda crítica contemporánea que juzga a quienes no leen debería
detenerse un instante, pues hay ojos que si bien, no posan su atención en el
contenido de una frase escrita, debería reconocérsele el mérito de no marearse
ante el contenido lúdico que se exhibe en pantallas de todos los tamaños.
Con las sesiones que hemos tenido con los aprendientes, también
se observa una sensibilidad al sentido del oído, incluso alguien dijo, “si ese autor
está en audiolibro, ¡mejor!”, así que una estrategia para motivar la lectura
habrá de consistir en detectar los ritmos y recobrar el hábito de la lectura en
voz alta, por tanto, la invitación a grabarse haciendo la lectura al ritmo que
se prefiera, escuchándose una y otra vez, tratando de descubrir nuevos
sentidos, añadiéndole ese “color” de disfrute, de tal manera que no se haga de
la lectura un sentido monótono y pasivo.
Por otra parte, he insistido en retomar el hábito de la
libreta de dibujo y una herramienta de representación tal como el lápiz, el
bolígrafo o las plumas con tinta de gel; de tal manera que recobrar el hábito
de una libreta personal que consignara frases, bocetos, breves textos y
gráficas que pudieran ser captadas en instantáneas fotográficas e incorporadas
de forma complementaria a los contenidos de análisis, con esto, recuperar el
ejercicio de la pluma en modalidad gráfica o escrita, y si se pudiera añadir
color, ¡mejor!
La libreta no podría ser sustituida por la tableta
electrónica, en razón de que las aplicaciones y accesorios disponibles para tal
fin, aún no se han popularizado por estos lugares, debido ello a su costo y
especificaciones de tabletas electrónicas accesibles a los aprendientes. Así
que a la consigna de “usted nos hace cargar más cosas”, no me quedó más que
agregar, “el teléfono es para conectarnos con el mundo, la tableta con el
cerebro, el libro con el autor y la libreta con el corazón”.
Modalidades de textos alternativos para aplicar en el proceso de diseño
Considerando que la narración consiste en contar hechos
durante un periodo determinado, el uso de metáforas asociadas a imágenes
constituirían un primer enlace entre la arquitectura y la literatura, y así, en
la fase preliminar de diseño, identificar nuevos enfoques y maneras de abordar
el proyecto; desde un sentido analítico, sería posible encontrar posibles
elementos que enriquecieran al objeto de estudio.
La descripción consiste en la redacción que pone especial
énfasis en el detallismo de los elementos, de manera tal que esta modalidad
habrá de ser útil en cuanto elaboración de memorias, diagnósticos y textos en
torno al proyecto arquitectónico. Este ejercicio podría resultar monótono en
tanto provocar cierta insensibilidad al tratarse de un texto técnico para estos
fines.
Así que bajo estas dos modalidades, la narración y la
redacción, podrían ubicarse en las fases anteriores y posteriores al proyecto,
esto es, la narración como apoyo del proceso de diseño, y la redacción como
herramienta descriptiva y de diagnóstico.
Ahora bien, en cuanto a formas de expresión escrita, se
contemplan la exposición, la argumentación, el diálogo y la forma epistolar
(Sánchez citado por Monroy, 2013: 4), estos recursos se contemplan incorporados
en el proceso del proyecto arquitectónico y urbano. Para la exposición se incorporarían recursos
multimedia a fin de enriquecer el marco contextual del proyecto, por tanto,
útil en la fase diagnóstica y de recopilación de información. En el caso de la argumentación, se hablaría de
una defensa de ideas o ejes rectores del proyecto, es interesante porque en una
interlocución podrían ampliar las opciones en la fase de diseño. Posteriormente,
el diálogo como interlocución que mostrara la evolución del concepto
arquitectónico hasta llegar al proyecto, por tanto, emprender un proceso de
metacognición y reportarlo.
Finalmente, la forma epistolar en cuanto considerar dos
voces, tanto del remitente a manera del autor del proyecto, y la segunda como
un destinatario a manera de depositario. Esta fase sería de utilidad en la
retroalimentación del proyecto antes del proceso de gestión, donde quizás,
fuera necesaria la reformulación del mismo, si se piensa en esta fase como
riesgo para echar por tierra todo un trabajo de proyecto, hay que reflexionar
lo que sucede cuando la voz del destinatario de nuestros proyectos, en este
caso, la sociedad, no llega a ser escuchada.
De estos recursos a aplicar, será interesante observar su
aplicación, desarrollo y sobre todo, aceptación o rechazo. No son estrategias
definitivas, considero estar aún en la búsqueda, no hay fórmulas mágicas, pero
sí algunos recursos para tratar de conectarnos, ello para encontrar sentidos y
hacer que el hábito de la lectura y la escritura tengan cabida en la existencia
de las nuevas generaciones; por esto y más es que me atrevo a afirmar que,
finalmente, ‘arquitectura’ puede rimar con ‘lectoescritura’.
Heidi Monroy
Facultad de Arquitectura de Poza Rica, Ver.
Universidad Veracruzana
- Monroy Carranza, Heidi Lizbeth. 2013. Textos alternativos para estudiantes de arquitectura. Texto multimodal. Trabajo final para el curso Lectura crítica y escritura argumentativa. 5 de julio de 2013.
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